Para la libertad é a segunda parte do poema: EL HERIDO
Para el muro de un hospital de sangre.
I
Por los campos luchados se extienden los heridos. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores.
La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas suenan, igual que caracolas, cuando hay en las heridas celeridad de vuelo, esencia de las olas.
La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega. La bodega del mar, del vino bravo, estalla allí donde el herido palpitante se anega, y florece, y se halla.
Herido estoy, miradme: necesito más vidas. La que contengo es poca para el gran cometido de sangre que quisiera perder por las heridas. Decid quién no fue herido.
Mi vida es una herida de juventud dichosa. ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente herido por la vida, ni en la vida reposa herido alegremente!
Si hasta a los hospitales se va con alegría, se convierten en huertos de heridas entreabiertas, de adelfos florecidos ante la cirugía. de ensangrentadas puertas.
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos de los que han revolcado su estatua por el lodo. Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos, de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida.
«Los amigos de Adolf Hitler tienen mala memoria, pero la aventura nazi no hubiera sido posible sin la ayuda que de ellos recibió.
Como sus colegas Mussoliniy Franco, Hitler contó con el temprano beneplácito de la Iglesia Católica.
Hugo Boss vistió su ejército.
Bertelsmann publicó las obras que instruyeron a sus oficiales.Sus aviones volaban gracias al combustible de la Standard Oil[hoy Exxon y Chevron] sus soldados viajaban en camiones y jeeps marca Ford.
Henry Ford, autor de esos vehículos y del libro El judío internacional, fue su musa inspiradora. Hitler se lo agradeció condecorándolo.
También condecoró al presidente de la IBM, la empresa que hizo posible la identificación de los judíos.
La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi.
Joe Kennedy, padre del presidente, era embajador de los Estados Unidos en Londres, pero más parecía embajador de Alemania. Y Prescott Bush, padre y abuelo de presidentes, fue colaborador de Fritz Thyssen, quien puso su fortuna al servicio de Hitler.
El Deutsche Bank financió la construcción del campo de concentración de Auschwitz.
El consorcio IGFarben, el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra. Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que iba a matarlos.
Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como Krupp,Thyssen,Siemens,Varta,Bosch,Daimler Benz,Volkswagen y BMW, que eran la base económica de los delirios nazis.
Los bancos suizos ganaron dinerales comprando a Hitler el oro de sus víctimas: sus alhajas y sus dientes. El oro entraba en Suiza con asombrosa facilidad, mientras la frontera estaba cerrada a cal y canto para los fugitivos de carne y hueso.
Coca-Cola inventó la Fanta para el mercado alemán en plena guerra. En ese período, también Unilever,Westinghouse y General Electric multiplicaron allí sus inversiones y sus ganancias. Cuando la guerra terminó, la empresa ITT recibió una millonaria indemnización porque los bombardeos aliados habían dañado sus fábricas en Alemania.»
«El mundo de la cultura mandó ayer un recado al Gobierno de parte de las víctimas del franquismo. "Mi familia sigue buscándome. ¿Hasta cuándo?", termina cada uno de los 15 vídeos que la Plataforma Cultura contra la Impunidad presentó en Madrid. Los anuncios, dirigidos por la realizadora Azucena Rodríguez, con guión de la escritora Almudena Grandes, reclaman al Estado justicia y reparación para la memoria republicana.»
«Pedro Almodóvarhabla en nombre de Virgilio Leret, aviador fusilado en Marruecos a las pocas horas de estallar la sublevación. "Mis compañeros me convierten en el primer militar asesinado por cumplir su deber. No tuve juicio, ni abogado, ni sentencia. Mis hijas siguen buscándome. ¿Hasta cuándo?"»
-
"No tuve juicio ni abogado. Mi familia sigue buscándome. ¿Hasta cuándo?"
«Es para mí una satisfacción estar ante vosotros. Comprendo perfectamente vuestra voluntad de servicio, pues toda mi vida ha sido orientada precisamente en cumplimiento del deber. El sentido más radical y profundo de mi existencia está en mi consagración a la Patria. Como la semana pasada decía en Barcelona, he ofrendado todo lo que soy y tengo, incluida mi vida, al servicio de España. El 23 de julio, cuando ante las Cortes juré mi condición de Príncipe de España, como sucesor a título de Rey, afirmé que mi pulso no temblaría, y estad seguros de que no temblará.
Vosotros estáis integrados en una organización que, de acuerdo con el artículo 8 de los Estatutos del movimiento, hace de vuestras tareas un servicio activo a los Principios del Movimiento y las Leyes Fundamentales del Reino. Habéis jurado servir a España; yo, también; HABÉIS JURADO FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL MOVIMIENTO; YO, TAMBIÉN; HABÉIS JURADO LEALTAD A FRANCO Y A LO QUE FRANCO SIGNIFICA; YO, TAMBIÉN; queréis para España el esfuerzo continuado que le asegure su grandeza y su lealtad; yo también quiero lo mismo. Por eso comprenderéis mi satisfacción al encontrarme ante vosotros y presidir este acto. ¡Viva España!
(Acto de clausura del Consejo General de la Guardia de Franco, Palacio del Consejo Nacional –actual Senado-, Madrid, 10 de febrero de 1970.)»
Si tú vienes a la romería ¡Ay, qué blanca la triste casada! ¡Ay, cómo se queja entre las ramas! Amapola y clavel será luego cuando, cuando el macho despliegue su capa. Si tú vienes a la romería a pedir que tu vientre se abra, no te pongas un velo de luto sino, sino dulce camisa de holanda.
¡Ay, cómo relumbra! ¡Ay, cómo relumbraba!
Vete sola detrás de los muros donde están las higueras cerradas y soporta mi cuerpo de tierra hasta, hasta el blanco gemido del alba.
Si tú vienes a la romería a pedir que tu vientre se abra, no te pongas un velo de luto sino, sino dulce camisa de holanda.
El Quinto Regimiento es el nombre con que el Partido Comunista español popularizó el instrumento de lucha, consagrado a combatir al fascio, desde el mismo día (19 de julio) en que fue fundado, en una reunión inolvidable, a que asistieron los comandantes Carlos, Castro, Barbado, Heredia; algunos miembros del Partido Comunista, «Pasionaria», José Díaz y Francisco Antón. Tal es la célula fecunda, destinada a convertirse muy pronto en perfecto organismo.
El Quinto Regimiento fue, en verdad, popular desde sus comienzos. El pueblo con certero instinto lo hizo suyo, lo acogió con amor y entusiasmo. ¿Por qué? La respuesta es fácil: el pueblo - en el pueblo entramos todos, sin distinción de clases, cuantos sentimos el destino común a los hombres de nuestra raza - sabe muy bien lo que nace para la vida y lo que nada destinado a la muerte. En esto no suele engañarse. Ello explica muchos aparentes milagros de la Historia. El 2 de mayo un motín callejero llevaba dentro toda nuestra guerra de la independencia del movimiento arrollador que hizo palidecer, primero, u que abatió más tarde el poder del primer capitán de su siglo. La salida de Juan Martín de su oscuro pueblo, seguido de dos hombres, es un comienzo tan humilde como fecundo de la gesta inmortal de nuestros guerrilleros. El Quinto Regimiento - no lo olvidemos - que nace con 500 hombres en los primeros días de la guerra, se disuelve en enero de 1937 con 139.000 hombres, repartidos y encuadrados en los frentes de Madrid, Extremadura, Andalucía y Aragón... ¡Todo un ejército fiel al modesto nombre de su origen! ¡Todo un ejército que nace en el pueblo, el pueblo lo nutre y acrecienta, y al pueblo se reintegra, una vez creado como perfecto organismo de combate, sin que ni en un solo momento de su historia gloriosa se prestase a ser un instrumento en manos de la ambición!
El primer comandante en el Quinto Regimiento fue Enrique Castro; siguióle - en el orden del tiempo - Enrique Líster; el comandante Carlos J. Contreras fue desde su fundación comisario político. Entre sus jefes figuran también Modesto Guilloto, «El Campesino» (Valentín González), los hermanos Galán, los coroneles Moriones, Heredia y Brillo; los tenientes coroneles Nino Nanetti y López Tienda, muertos heroicamente; Gustavo Durán, Toral... Cito no más estos nombres gloriosos, porque así cumple a esta breve noticio, prefacio de un trabajo más extenso que me propongo hacer; pero deploro al citarlos no haber aprendido a escribir en bronce.
(...)
El Quinto Regimiento surge de una iniciativa del Partido Comunista español, pero el Partido Comunista español (os habla un hombre que no está afiliado a él y que dista mucho en teoría del puro marxismo) es una creación españolísima, un crisol de las virtudes populares, entre las cuales figura nuestro don de universalidad y nuestra capacidad de amor más allá de nuestra fronteras. Nada tan español, nada tan popular - reparadlo bien -, nada tan sinceramente nuestro como esa honda simpatía, como ese amor fraterno que siente hoy España, la España auténtica, por el pueblo ruso y por los hombres de otros pueblos, que han venido a verter su sangre por una causa humana, generosa y desinteresadamente, al lado nuestro. Los que se dicen defensores de la cultura, y bombardean el Museo del Prado, la pila bautismal de Cervantes y el sepulcro de Cisneros, los hoy llamados fascistas - yo creo que el mote les viene todavía ancho -, los que han abierto las puertas de su patria a las codicias totalitarias, son, en cambio, los mismos que trabajaron siempre por aislarnos del mundo. Ellos son los descendientes de aquellos mayorazgos en corte, que gastaban sus fortunas en adular a la realeza, mientras los pobres segundones descubrían y conquistaban América; ellos - todo hay que decirlo - son los que más de una vez hicieron fecunda a la pobreza española. Merced a ellos, hombres como Cervantes tuvieron que buscar el pan fuera de su patria. Y conste que por ellos ni se hablaría el español más allá del Atlántico, ni se habría escrito el Quijote.
(...)
Antonio Machado, La Guerra. Escritos: 1936-39. Ed. por Julio Rodríguez Puértolas y Gerardo Pérez Herrero. Madrid: Emiliano Escolar Editor, 1983, pp. 227-232.