A república espanhola, a experiência da Frente Popular e a luta contra o levantamento fascista de Julho de 1936 suscitaram a solidariedade e o apoio dos comunistas e outros antifascistas um pouco por todo o mundo, que viram desenrolar-se em terras de Espanha uma batalha decisiva entre a democracia e o fascismo, a civilização e a barbárie. As brigadas internacionais foram porventura a mais famosa e elevada expressão desta solidariedade.
Em Portugal, ao mesmo tempo que a ditadura de Salazar se reforçava e se assumia como um centro difusor de todo o tipo de apoios – políticos, diplomáticos, económicos e militares – às forças fascistas insurrectas, o PCP não poupou esforços em auxílio dos comunistas, republicanos e progressistas espanhóis, compreendendo que os destinos dos dois países estavam, naquele momento histórico, intimamente ligados. Muitos militantes comunistas combateram ao lado dos antifascistas espanhóis e mesmo após o fim do conflito, com a instauração do fascismo em Espanha, o PCP continuou a apoiar política e logisticamente o PCE. A disponibilização de casas clandestinas para acolher dirigentes e militantes desse partido e o apoio dado em várias passagens de fronteira foram formas concretas que esta solidariedade assumiu.
O «Avante!» foi, antes, durante e depois da Guerra Civil, um veículo privilegiado de mobilização e esclarecimento acerca do que verdadeiramente estava em causa no processo político espanhol. Num país sujeito a uma férrea censura à imprensa, era também uma das únicas fontes então existentes que permitiam seguir o desenrolar dos acontecimentos.
«A todas las recomendaciones de sus amigos, Miguel Hernández hace caso omiso y decide regresar a su ciudad de Orihuela en Alicante junto a su familia. En un principio, no entendía por qué debía huir, ya que según él no había cometido crimen alguno, hasta que un día comprendió que en el nuevo régimen dictatorial no existía la justicia y que si quería salvar su vida debía huir lo antes posible. Pues así fue, intentó pedir ayuda a algunos de sus amigos sin éxito, puesto que estos no se encontraban en sus domicilios. Finalmente llegó a la provincia de Huelva con la intención de cruzar la frontera y llegar hasta Lisboa, donde estaría esperándolo una amiga poetisa en contacto con la Embajada de Chile para exiliarse en México. Cruzó la frontera clandestinamente por el municipio de Aroche y llegó al pueblo portugués de Santo Aleixo da Restauração. Allí estuvo alojado en casa de una familia portuguesa que lo acogió. Laintención de Miguel era trasladarse lo antes posible a Lisboa, pero la mala suerte le estaría guardando un destino fatal.
Desgraciadamente fue apresado en Portugal, tras ser delatado por un comerciante portugués al que quiso vender el reloj de oro blanco que le había regalado Vicente Aleixandre en su boda. Así pues, es trasladado a la cárcel de Rosal de la Frontera (Huelva), donde permaneció durante unos días antes de ser trasladado a la cárcel provincial de Huelva. La cárcel rosaleña se convirtió en la primera cuenta del rosario de cárceles por las que tuvo que pasar el poeta antes de su muerte en Alicante. (...)
Tras cumplir condena en diferentes cárceles españolas, el 28 de marzo de 1942 fallece en la enfermería de la prisión alicantina, tras una grave enfermedad con tan solo 31 años de edad.»
Boca que arrastra mi boca: boca que me has arrastrado: boca que vienes de lejos a iluminarme de rayos. Alba que das a mis noches un resplandor rojo y blanco. Boca poblada de bocas: pájaro lleno de pájaros. Canción que vuelve las alas hacia arriba y hacia abajo. Muerte reducida a besos, a sed de morir despacio, dando a la grana sangrante dos tremendos aletazos. El labio de arriba el cielo y la tierra el otro labio. Beso que rueda en la sombra: beso que viene rodando desde el primer cementerio hasta los últimos astros. Astro que tiene tu boca enmudecido y cerrado, hasta que un roce celeste hace que vibren sus párpados. Beso que va a un porvenir de muchachas y muchachos, que no dejarán desiertos ni las calles ni los campos. ¡Cuántas bocas enterradas, sin boca, desenterramos! Beso en tu boca por ellos, brindo en tu boca por tantos que cayeron sobre el vino de los amorosos vasos. Hoy son recuerdos, recuerdos, besos distantes y amargos. Hundo en tu boca mi vida, oigo rumores de espacios, y el infinito parece que sobre mí se ha volcado. He de volverte a besar, he de volver, hundo, caigo, mientras descienden los siglos hacia los hondos barrancos como una febril nevada de besos y enamorados. Boca que desenterraste el amanecer más claro con tu lengua. Tres palabras, tres fuegos has heredado: vida, muerte, amor. Ahí quedan
Menos tu vientre, todo es confuso. Menos tu vientre, todo es futuro, fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre, todo es oculto. Menos tu vientre, todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo. Menos tu vientre todo es oscuro. Menos tu vientre claro y profundo.
«Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!»
Para la libertad é a segunda parte do poema: EL HERIDO
Para el muro de un hospital de sangre.
I
Por los campos luchados se extienden los heridos. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores.
La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas suenan, igual que caracolas, cuando hay en las heridas celeridad de vuelo, esencia de las olas.
La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega. La bodega del mar, del vino bravo, estalla allí donde el herido palpitante se anega, y florece, y se halla.
Herido estoy, miradme: necesito más vidas. La que contengo es poca para el gran cometido de sangre que quisiera perder por las heridas. Decid quién no fue herido.
Mi vida es una herida de juventud dichosa. ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente herido por la vida, ni en la vida reposa herido alegremente!
Si hasta a los hospitales se va con alegría, se convierten en huertos de heridas entreabiertas, de adelfos florecidos ante la cirugía. de ensangrentadas puertas.
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos de los que han revolcado su estatua por el lodo. Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos, de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida.