Pablo Neruda, aliás Nefatali Ricardo Reyes, tinha apenas 20 quando editou o livro «20 Poemas de Amor uma Canção Desesperada», consensualmente considerado como uma jóia da poesia latino-americana.
Dirigidos por um homem a uma mulher – não necessariamente a mesma –, os poemas abordam a complexidade da relação amorosa, misturando a felicidade com a melancolia, a alegria da posse com a tristeza da ausência, a certeza do amor («Quero fazer contigo o que a primavera faz com as cerejeiras», poema 14), com o desespero do abandono («Posso escrever os versos mais tristes esta noite», poema 20).
Com propriedade, esta obra da juventude revela o poeta que Neruda tão bem definiu quando recebeu o Nobel de Literatura em 1971:
«Frequentemente disse que o melhor poeta é o homem que nos entrega o pão de cada dia, o padeiro mais próximo e que não se crê um deus. Ele cumpre a sua majestosa e humilde tarefa de amassar, colocar o pão no forno, dourar e entregar o pão de cada dia como uma obrigação comunitária. E se o poeta alcançar esta consciência poderá também converter-se como parte de uma colossal obra de artesão [...] e entregar com a sua mercadoria: pão, verdade, vinho e sonhos.»
A invasão do Panamá num filme de Barbara Trent, escrito por David Kasper e narrado de Elizabeth Montgomery. Sim, essa mesmo, do Casei com uma feiticeira, o que exemplifica mais uma vez que há muitíssimos cidadãos dos EUA que não estão comprometidos com as políticas do respectivo governo. Será que ainda seremos acusados, num texto intitulado O Soviete da Califórnia, de ressuscitar Elizabeth Montgomery para falar do horror das Américas do Sul e Central? Será que o texto terminará com a sentença definitiva «A cultura norte-americana estado-unidense infiltra-se onde menos se espera» como se «eles» tivessem o monopólio de gostar do povo norte-americano. Sim, gostamos do povo americano. Todo o povo americano, do sul ao norte (basta consultar este blogue: Robeson, Luther King, Neruda, Evo Morales, Cuba, Rafael Correa, In The Ghetto, etc., etc., etc.).
Esta pode ser uma amostra, datada de há vinte anos, de uma futura guerra nas Américas que os EUA se preparam para fazer com o golpe de Estado nas Honduras e a instalação de bases militares na Colômbia (e não só). A ver com atenção porque está (quase) tudo aqui.
(...) Paco Ibáñez [es] uno de los cantautores que más ha hecho por la poesía de nuestro país, al musicar y cantar obras de poetas españoles de diversas etapas históricas: desde Quevedo hasta Alberti, de Jorge Manrique a Gabriel Celaya, pasando por la poesía de Miguel Hernández. Tras exiliarse en Francia en los años 60, donde se da a conocer y donde comienza su carrera artística, no ha dejado de interpretar a sus poetas favoritos hasta la actualidad, siendo reconocido como uno de los máximos exponentes de la canción protesta. A finales de abril organizó el evento "Nos queda la palabra", un espacio de encuentro para reivindicar el uso y el valor de palabra, organizándose mesas redondas y charlas en las universidades de Madrid, Barcelona, Toulose y Sevilla, que concluyeron con un concierto transmitido a todo el mundo que dio en el teatro del Liceo de Barcelona. En la Universidad de Sevilla se organizó una mesa redonda con el título "Andaluces de Jaén. La música y la palabra" en la que hablaron sobre la figura del cantautor. En este reportaje participan Serge Salaün, Catedrático de Literatura Española de la Universidad Sorbona -París IV-, Rafael de Cózar, Profesor de Literarura de la Universidad de Sevilla y Miguel Ángel Cuevas, Profesor de Literatura Italiana de la Universidad de Sevilla.
"Llegó Paco a mi casa, así, directo, con su cara de perro bueno y tímido, con su enorme jersey negro, sus cabellos y su barba de tres o cuatro días. Entró, se sentó, bebió despacio y al fin comenzó a explicar que le gustaba poner música y cantar ciertos poemas de algunos poetas.
"Al poco de charlar ya estaba cantando poemas de Quevedo, de Jorge Manrique, de Góngora. Me quedé asombrado: su música y su voz daban una dimensión nueva y para mí desconocida a la letra de aquellos poemas. Siguió con Lorca, pasó al Arcipreste de Hita, a Alberti y a León Felipe, y sin avisar, cantó dos poemas míos.
"No tuve tiempo para sentirme halagado, porque me asusté. Me parecían poemas de otra persona, escritos como para ser cantados, o hechos cantando. Sus canciones, no los poemas, eran algo nuevo, hermoso, sorprendente; pero también con sabor añejo, entre medieval y renacentista, y en todo caso, trovadoresco."
Homenagem a Miguel Hernándezque foi preso em Portugale entregue pela polícia portuguesa aos fascistas espanhóis.
«Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!»